El paso de los años nos está demostrando, por desgracia, que el mundo de las redes sociales no es un ‘espacio paradisíaco’ en el que todo gira en torno al enriquecimiento personal y el contacto directo y fluido entre los usuarios que participan en él.
Con esta reflexión no queremos decir, para nada, que pensemos que se ha convertido en todo lo contrario, y que estas plataformas sean actualmente, como algunos afirman, una ‘selva peligrosa’ en la que puedes salir escaldado cuando menos te lo esperes.
Más bien, nos estamos refiriendo al hecho de que cada vez es más necesario que las propias redes sociales intensifiquen sus medidas de control, para hacer frente a las fake news, la compra de seguidores, los contenidos click bait y todas aquellas prácticas digitales que, en su mayoría, están basadas en el uso indiscriminado y fraudulento de bots.
En este sentido, sí que es cierto que los equipos de gestión y mantenimiento de todas y cada una de las principales redes sociales está llevando a cabo actuaciones para detectar perfiles problemáticos y proceder a su eliminación.
Sin embargo, como siempre ocurre en estas situaciones, estas medidas restrictivas acaban generando muchos efectos colaterales en usuarios que no tienen nada que ver con estos comportamientos, dando la sensación de que ‘están pagando justos por pecadores’.
Así, todos aquellos que nos dedicamos al mundo del social media marketing estamos obligados a ser conscientes de que, en numerosas ocasiones, estamos caminando por el peligroso filo de la navaja, asumiendo un cierto riesgo de que una de nuestras cuentas en redes sociales, o lo que es mucho peor, una de las cuentas de nuestros clientes, pueda ser baneada por realizar acciones de difusión o automatización que sean consideradas como sospechosas por los mecanismos de control de estas plataformas.
A modo de ejemplo, te puedes encontrar ante situaciones ciertamente absurdas o rocambolescas, como que al querer mostrar la fecha de creación de una empresa-cliente en su perfil de algunas redes sociales, tu cuenta sea baneada por considerar al ‘usuario’ menor de edad…
Por este motivo, hoy queremos aprovechar este espacio para contribuir a que tomes conciencia de este riesgo y, lo que es más importante, conozcas aquellas actuaciones que pueden desembocar en que tu cuenta puede ser baneada, centrándonos en el caso específico de Facebook.
Sé honesto y transparente
En primer lugar, debes tener presente que el hecho de tratar de generar expectación a través del misterio y el oscurantismo no es bienvenido en Facebook.
En este sentido, te recomendamos que seas lo más claro posible en la creación de tus perfiles personales o de empresa, ya que, si esta plataforma detecta que puede tratarse de una cuenta falsa o dirigida a difundir contenidos de forma molesta y masiva, lo más probable es que la elimine de inmediato.
Este es el caso de que, debido a tu falta de exactitud en tu perfil, recibas varias negativas en tus propuestas de solicitud de amistad y acceso a grupos, generando así una alerta perfectamente evitable.
Asimismo, no utilices la técnica de etiquetar a usuarios en imágenes en las que no están presentes, ya que esto se considera como un truco para difundir contenido spam.
No utilices perfiles personales con fines comerciales
Cada tipo de perfil en Facebook tiene su sentido, sus características y, como no, sus limitaciones, perfectamente contempladas por esta plataforma.
Por eso, el hecho de utilizar una cuenta personal como cuenta de empresa, aprovechándote así para solicitar amistad a otros usuarios o tener una mayor visibilidad, suele ser penalizada severamente con el baneo de este perfil.
Establece una periodicidad lógica en tus publicaciones
Dado que las redes sociales, y en especial Facebook, centran su mirada en aquellos perfiles que realizan comportamientos sospechosos, debes tener un especial cuidado cuando comienzas a publicar después de un tiempo considerable inactivo.
Así, al empezar a gestionar la cuenta de un cliente, que acabas de crear o que lleva sin publicar desde hace meses o años, evita volverte loco y tratar de publicar mil contenidos en una semana, ya que ‘estarás poniendo una diana’ en dicho perfil.
Lo mejor será establecer un calendario de publicaciones lógico, con un máximo de cinco o seis posts diarios, que permita ir distribuyendo estas publicaciones en diferentes días, generando además un mayor interés y expectativas en tu comunidad online.
Ser demasiado insistente en los grupos puede salirte muy caro
En relación al punto anterior, si quieres ver lo que se siente cuando te banean una cuenta de Facebook, solamente tienes que tratar de publicar el mismo contenido en varios grupos de forma casi simultánea.
Esta actuación es considerada como difusión de contenido spam, por lo que estarás jugando con fuego y, en tan solo unos segundos, te sacarán de Facebook.
Evita denuncias de otros usuarios de Facebook
Más allá de todas las medidas anteriores, debes tener presente que la presentación de una o varias reclamaciones sobre tu comportamiento por parte de otros usuarios puede llevarte a tener serios problemas de continuidad en esta red social.
En este sentido, si utilizas los mensajes privados para enviar información comercial, aprovechas las publicaciones de otros usuarios para darte autobombo o solicitas amistad a personas que no te conocen, es normal que su desaprobación pueda llevarte, aunque sea temporalmente, al ‘rincón de pensar’…
Bloquea a tus trols
Para finalizar, es muy probable que estés pensando que la medida anterior puede ser un arma de doble filo, ya que si un usuario quiere dañar tu presencia en Facebook solo tendrá que denunciarte y fomentar que otros perfiles afines lo hagan.
Por este motivo, es muy importante que no te cortes a la hora de bloquear a aquellos perfiles que te ataquen de forma sistemática, acceder directamente a su perfil y enviar a Facebook una denuncia por su comportamiento o contactar directamente con la red social (a través de sus perfiles corporativos) para informarle sobre lo que está pasando.
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